martes, mayo 31, 2011

Una proclama, un manifiesto



En este camino recorrido junto a los compañeros es necesario honrar su presente. Los tiempos siempre exigen aguardar hasta la muerte de aquel que deseamos homenajear. Hoy me propongo darle una vuelta de tuerca a esa desgraciada práctica y me obligo a hacer un loor acorde a las circunstancias.
Ustedes compañeros, sin nombrarlos uno por uno, son la destacada vanguardia de la lucha. El orgullo y la dignidad que me hacen sentir me empuja y me exige seguir en esta ruta trazada. No es escaso el sentimiento de honor que poseo al investirme de blasones por lograr su acompañamiento y aun mas, su compromiso ajeno a todo beneficio.

Allá, un tiempo atras, cuando todo comenzó, la soledad de un vínculo escaso hacia la labor casi hercúlea. En este dia, ante los frutos cosechados, no puedo mas que meditar lo provechoso de la siembra. Han sido dias infames. Los mas, ingratos. Injusto sería olvidar que todos nos hemos castigado por nuestras fallas. Quizas ya va siendo tiempo de vanagloriarnos por los colectivos aciertos. Porque -y acá me permito un desliz lingüistico- cada vez que alguno la pegó: la pegamos todos.

En otros senderos recorre el enemigo. Por ahora, esos senderos no se cruzan. Llegara el dia, la hora, el minuto y el segundo en que nuestros caminos se crucen y la pelea va a ser cruenta y desigual. Cortaremos las orquideas y las siemprevivas y las ofreceremos a los que hayan sido derrotados.
Pero no habremos de ser nosotros. Llevamos la victoria como un emblema aprisionado en nuestros seres, y habrá de ser fuego para darnos el ardor de la gloria eterna. Toda lucha es gloriosa, toda victoria es eterna.
Todos los símbolos de la humanidad son insuficientes. Son los escudos que creamos con nuestras manos los que forjan las mejores defensas, y las espadas cuyos filos han sentido nuestro propio cuerpo, revisten mas sanguinarios futuros. Será mandatorio usarlas. Es obligatorio aniquilar y construir desde las cenizas mas pequeñas. Esos restos finales son las columnas del mañana. Nunca sera "civilización o barbarie". Es: de la barbarie a la civilización. Hoy vivimos la barbarie cotidiana disfrazada de dádivas y sonrisas falsas. Mañana será la evolución de la especie y la introspección metódica para la fundación de un ser renovado. Un ser final.

Las orquideas se pudren en mi jardin esperando ser ofrecidas al caido.
Compañeros: es hora de abatirlo.

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