lunes, abril 11, 2011

El plan de la fracción




El viraje de la oposición ya parece imposible. El recuerdo de la Alianza entre UCR, FREPASO y otros es muy fresco como para que la gente vuelva a comerse tal sapo. Sin embargo, no son pocos los que viendo como pronostican las encuestas (aún las de operadores propios), a seis meses del acto electoral, empiezan a escuchar voces de quien sea con tal de sumar uno o dos puntitos. Es válido, lo hizo este mismo gobierno allá por el 2003. La única diferencia es que ocho años despues, aún sigue gobernando, cuando la Alianza, alla por el 2001, ya estaba destrozada y armando las corralíticas valijas.
Sin embargo, otros pensamos que la estrategia, aunque pobre, viene por otro lado. El plan del arco opositor en toda su extensión, izquierda, centro, derecha y los ultras de cada lado, viene por la idea de todos fraccionados acceder al balotaje para despues encuadrarse en quien sea que asomó como segunda fuerza. Lo difícil va a ser entender como, por ejemplo, el Partido Obrero (o la coalición que armó con el PTS e Izquierda Socialista, coalición que no voy a votar como si hice en el pasado por razones que varios saben), accedería a votar por el Peronismo Federal de Duhalde. Algunos dicen que lo haría persiguiendo ese postulado de Fanon de en cuanto peor mejor. Pero claro, ahí ya apostarían a la imbecilidad total, en cuanto, un gobierno peronista (por decir algo... Perón tiene tantos espectros) solo puede ser tirado abajo por militares (y la clase media billetera) que ciertamente hoy estan en desaparición absoluta. Lo mas lógico desde la izquierda es darle libertad a sus votantes, pero claro, no representan ni de cerca el grueso que es necesario para vencer en el balotaje.
El Peronismo Federal, virtual segundo, buscaría directamente el voto radical y el voto de los seguidores del PRO en principio. Sin embargo, viendo el mapa político, y a menos que suceda un cataclismo desde el Gobierno Nacional, el radicalismo a nivel federal esta muerto, o en franca decadencia, y el PRO no existe por afuera de Capital Federal (con excepciones como el esclavista Olmedo, segunda lejisima fuerza en Salta). De Narvaez y Sola, otrora aliados de Macri ahora buscan asociarse a algo también, aunque no entienden muy bien por donde rumbear. Y es algo muy axiomático. Tras el conflicto del campo aparecieron muchísimos caciques en busqueda de tribus. La recuperación de imagen del gobierno en los últimos dos años fue tan fuerte y evidenciada que ya no pueden negar que lo mejor, politicamente, era cerrar la boca y desensillar hasta que aclare. Sola incluso fue funcionario K, y De Narvaez en un principio no era violentamente crítico como lo es ahora. Quizás en otro contexto podrían haber sido aliados cuando hoy son irremisiblemente enemigos (no lo apoyo ideologicamente, pero lo entiendo politicamente hablando).
El entramado político para el Peronismo Federal, una fuerza absolutamente menor en lo real pero al parecer gigantesco para el Grupo Clarin, se vislumbra complicado al no tener opciones para seducir al electorado de centro o centro izquierda que ve a Duhalde como un mafioso narcotraficante del Gran Buenos Aires con notoria responsabilidad en los saqueos en los gobiernos de Alfonsin (héroe simbólico de la centro izquierda) y De La Rua (paladin idiota de la lucha contra Menem). Los diferentes caudillos provinciales van cayendo de a poco, Rodriguez Saa, Das Neves (tambien en su momento aliado del gobierno) Romero Feris, y varios mas van encuevandose y rearmando fuerzas para, en un hipotético triunfo del oficialismo, ofrecerse y olvidar las asperezas que fueron un momento de debilidad ante lo que parecía el seguro triunfo de la Mesa de Enlace y el Grupo Clarin.

En principio, este fraccionamiento parece mas lógico que una alianza multitudinaria a la cual, el FPV destruiría sin miramientos. La opinión del autor es que aún asi, van a ser derrotados en primera vuelta por una democracia fuerte encuadrada detras de un proyecto que es mil veces mejor que el que nos vienen vendiendo los liberales desde Bartolomé Mitre hasta Menem.

Aunque le digan populista, que los imbéciles piensan que es mala palabra.

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