jueves, octubre 14, 2010

El pais de la revancha


Ayer presencié algo que me revolvió el estomago.

A la clase media desnudada. No había multimillonarios en esa multitud. Había unos pocos extraviados como yo y un motoquero tan indignado como cojonudo. La situación se dio, paradójicamente, frente al Colegio de Escribanos de Capital Federal, sito frente a la delegación céntrica del aristocrático club CUBA. Estaba en el Colegio haciendo unos trámites cuando escucho un bullicio y unos gritos desgarradores provenientes de la puerta que da a la calle Viamonte. Como buen argentino chusma me acerco a ver que sucedía. Grave error. Como en el medioevo, fui testigo de un linchamiento. Un pibito de unos veinte años, en el piso, gritaba mientras una multitud lo surtía a patadas. La situación, ya de por si desbaratada pedía cordura. El motoquero del que hablé se entremetía entre los golpeadores y el pibito pidiendo a los gritos que dejaran de golpearlo. Yo, en ese momento no entendía nada. El pibito, era un “pibe chorro”. Le había hurtado plata a alguien y ese alguien logró (esto es raro sin duda, pero dada la coyuntura actual en tanto al tema de la seguridad…) que un grupo detuviera al chorro en el medio de la calle y lo sujetara. El pibe ya no tenía la plata robada y en el entrevero a él mismo le habían robado las zapatillas (la idea en ese momento es que la plata sustraida estaba dentro de las zapatillas). El pibe, golpeado hasta el hartazgo, lloraba y pedía que le devolvieran las zapatillas. El motoquero pedía que se calmaran mientras la turba, entre llamados a la policía (que tardó mas de media hora en aparecer porque probablemente habían liberado la zona era otra conjetura de la muchedumbre, un poco compartida por mi) e insultos varios aprehendía al ladrón.

Situémonos. El Colegio de Escribanos. De aquí en mas, algunas de las frases recogidas de primera mano, muchas de ellas proferidas por los letrados y muchas otras dichas por jóvenes como usted se imagina. Chomba Polo, corte de pelo rugbier, jeans o pantalones de vestir y zapatos Lacoste.

Y cito:

-“Uno menos, uno menos”.

-“Este negro de mierda sale en quince minutos”.

-“Basta de derechos humanos”.

-“Estos no quieren trabajar” (esta siempre me da risa, porque ellos son los primeros que para criticar a un gobierno, hablan de desocupación).

-“Ni siquiera sos de este país. ¿Por qué no te vas a robar a tu país?”.

Y cuando por fin llegó la policia, un jovencito le dijo esto al policia:

-“Matalo ahora que lo tenes ahí. Matalo”.

A mi la policia no me gusta nada pero este policia me miró y me hizo un gesto de impotencia tan grande que me hizo interceder, entonces yo dije:

¿Y por qué no lo matas vos?

El motoquero junto a mi, impotente como el policia y como yo decía:

-“Son todos unos fachos de mierda…”

La derecha no tiene miedo, sabe que las fuerzas de seguridad están de su lado, pero no porque estas estén ideologizadas. Las fuerzas lo único que persiguen es el dinero y el poder, y van con quienes se lo provean. La derecha tiene dinero, y la derecha tiene poder. En Argentina siempre fue asi.

Esa Viamonte al mediodía fue sin duda la demostración mas descarnada de la derecha.

No porque el chorro no se mereciera su castigo, pero vivimos en una sociedad democrática de leyes, y si nadie merece morir víctima de un robo, tampoco se puede linchar a un ladrón y decirle lo que se le dijo.

Esa es la misma gente que va a las marchas de Blumberg o de quien sea y sale en la televisión diciendo que quieren que se termine la violencia. Bueno. Alguien –búsquenlo ustedes- dijo: “La violencia de los de arriba genera la violencia de los de abajo”.

El capitalismo genera a los ladrones. La derecha quiere capitalismo. La derecha, quiere ladrones. Parece un sofisma, pero no lo es. La derecha necesita de los pobres para mantener su status quo. Solo esperan que el robado sea el vecino.

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