martes, septiembre 28, 2010

Un pedacito de tu oreja

Para que me escuches a través de tus ojos. La velocidad de los acontecimientos es insoslayable. Aturde. Y domina. Y asusta. La clase media no esta preparada para ponerle el pecho a una guerra fría y en el miedo actúa como el avestruz (o su primo autóctono, el “ñandú”), esconde su cabeza y se convierte en el cómplice de una cacería. Lo hizo hace treinta años, poniéndose del lado de los ganadores –en parte por su miedo, en parte porque la clase media nunca va a tener otra ideología que la de la consecución de su objetivo magnánimo: superar su clase- y lo hizo en la revolución libertadora, porque odiaba a Perón y a los negros.

Cristina Fernández comete un error garrafal al ponerse en su papel de militante peronista. No porque no deba hacerlo si de hecho lo es. Pero también gobierna para los que odian a los negros y a Perón. El gran error no es demostrar que es humana y tiene pasiones; el gran error es querer gobernar también para quienes la odian y la quieren ver muerta. Querer gobernar para la UIA, la Rural, los bancos, y la clase media. ¿Pero sino para quien gobierna? Democráticamente para el 90% de la población que sobra. Los gobiernos tienen esa manía burda de gobernar para los menos. La clase media no tiene que existir. No la carne que la encarna. El sistema que la contempla. La clase media no es gente, es un concepto corrompido desde su génesis. La clase que odia de donde vino y adora aquello que jamás va a alcanzar. El pobre no tiene vergüenza de su pobreza por mas que intente sobreponerse a ella una y otra vez. Su intención no es subir en el escalafón social, su intención es comer, divertirse, pasarla con los suyos lo mejor posible. La democracia contempla la existencia de clases llenas de miedo en la parte baja de la pirámide. Miedo fogoneado por la clase alta y por su principal aliado, la iglesia. Ese miedo los mantiene tranquilos. La democracia le da una escalera a las clases bajas, pero solo hasta el primer piso. No hay que mirar el mundo desde lo mas alto. Esa bella vista esta reservada para unos pocos.

La clase media odia a Perón, a los peronistas y a los negros porque les recuerda algo muy cercano. Es el administrativo que no quiere ser cadete. No importa la cercania laboral, importa la palabra. El status social de estar una oficina mas cerca del jefe.

En base a ese comportamiento psicológico infame la clase media y la conspiradora oligarquía fueron cómplices de las mayores masacres de este país en el siglo XX.

El “Nunca Mas” es el mea culpa de la clase media. De los Sabato y los Ruiz Guiñazú que al saber historias como la de la chica que tuvo un hijo mientras estuvo en la ESMA y para reconocerlo le mordió un pedacito de oreja para reconocerlo de grande si se lo llevaban, soltaron lágrimas porque su blando corazón no estaba preparado para disparar las armas que habían portado en forma de máquinas de escribir.

Nuestra historia esta repitiéndose constantemente. Antes de Perón fue otro y la historia fue la misma. Rosas. Dorrego y Lavalle. Siempre los antagonismos de garcas y pueblo. Y aquellos que no saben que quieren ser.

Tocate la oreja. Abrí bien los ojos. ¿Me escuchaste?

¿Seguro que no te mordieron a vos también?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por manifestarte.