(Este post sirve de interludio entre la segunda parte de "Los Muchachos Peronistas" y un post sobre la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario).
El Odio
En poco tiempo (dos semanas) leí "El Libro Negro de la Segunda Tirania", "Diario de Guerra" y "La Noble Ernestina". Los tres libros, de manera muy disimil trazan paralelos en el tiempo que nos revelan realidades diametralmente opuestas del periodo histórico en el que gobernó Perón. Para los "revolucionarios" de "El Libro..." Perón era un tirano, un dictador que envolvió al pueblo ignorante y engrupió a todos los demas, y lo absolutamente necesario era voltearlo, negarlo tres veces y crucificarlo si estaba cerca. Por suerte para el general, la cañonera paraguaya lo sacó cagando. Para Claudio Diaz, peronista hasta la enfermedad, Perón es Dios y sus equivocaciones casi ni existieron. Son fabulas de gorilas que dejan que el árbol les tape el bosque para sacarle una foto y mostrársela al pueblo (también ignorante). Para Pablo Llonto, autor del tercer libro, Perón es una realidad inobjetable. Tuvo sus aciertos, tuvo sus errores, sus pasados turbios y sus futuros ilógicos. No hay que mentir ni falsear la realidad.
La verdad es que Perón genera amor y odio.
Y parece que esta bien odiar a Perón. Se puede ser antiperonista. Sin embargo, no muchas veces se ha escuchado decir a alguien "Soy antirradical" o "Soy antidesarrollista". Quizas es porque a la luz de las cámaras, son tendencias moderadas que buscan el consenso de clase. Lo que es análogo a decir: "Tiene que haber una clase que domine, una que elija a sus dominadores y otra que se deje dominar sin oposición". Digámoslo sin pelos en la lengua: tiene que haber ricos, personas que quieren ser ricas, y pobres. La historia es clara en este aspecto, Perón no cambió esas ideas liberales, pero las suavizó. Los pobres no fueron tan pobres, los ricos fueron un poco menos ricos y los que querían ser ricos tuvieron la chance de acceder. Nunca una frase de un himno fue tan fallida como "Combatiendo al Capital". El capital no se combate, el capital se obtiene y se distribuye. Lo que Perón combatía era la intrusión extranjera en los asuntos nacionales. Y por eso muchos odiaban a Perón. Porque tenían negocios afuera y porque creían que su norte era justamente el Norte, como Aramburu. Entonces le dijeron a la clase media (los que querían ser ricos, pero la porción que no pudo o que perdió en la contienda) que Perón era el enemigo. Y la clase media, siempre tan ávida de ver su nombre en el diario (aunque sea en las necrológicas) apoyó.
¿Qué hubiera pasado si hubieran dejado a Perón terminar su mandato?
Todos lo sabemos. Si se hubiera aprobado la reelección Perón hubiera sido re elegido. Eso es odio. Y es miedo. No poder cambiar la historia. Entonces truncarla.
El Odio
En poco tiempo (dos semanas) leí "El Libro Negro de la Segunda Tirania", "Diario de Guerra" y "La Noble Ernestina". Los tres libros, de manera muy disimil trazan paralelos en el tiempo que nos revelan realidades diametralmente opuestas del periodo histórico en el que gobernó Perón. Para los "revolucionarios" de "El Libro..." Perón era un tirano, un dictador que envolvió al pueblo ignorante y engrupió a todos los demas, y lo absolutamente necesario era voltearlo, negarlo tres veces y crucificarlo si estaba cerca. Por suerte para el general, la cañonera paraguaya lo sacó cagando. Para Claudio Diaz, peronista hasta la enfermedad, Perón es Dios y sus equivocaciones casi ni existieron. Son fabulas de gorilas que dejan que el árbol les tape el bosque para sacarle una foto y mostrársela al pueblo (también ignorante). Para Pablo Llonto, autor del tercer libro, Perón es una realidad inobjetable. Tuvo sus aciertos, tuvo sus errores, sus pasados turbios y sus futuros ilógicos. No hay que mentir ni falsear la realidad.
La verdad es que Perón genera amor y odio.
Y parece que esta bien odiar a Perón. Se puede ser antiperonista. Sin embargo, no muchas veces se ha escuchado decir a alguien "Soy antirradical" o "Soy antidesarrollista". Quizas es porque a la luz de las cámaras, son tendencias moderadas que buscan el consenso de clase. Lo que es análogo a decir: "Tiene que haber una clase que domine, una que elija a sus dominadores y otra que se deje dominar sin oposición". Digámoslo sin pelos en la lengua: tiene que haber ricos, personas que quieren ser ricas, y pobres. La historia es clara en este aspecto, Perón no cambió esas ideas liberales, pero las suavizó. Los pobres no fueron tan pobres, los ricos fueron un poco menos ricos y los que querían ser ricos tuvieron la chance de acceder. Nunca una frase de un himno fue tan fallida como "Combatiendo al Capital". El capital no se combate, el capital se obtiene y se distribuye. Lo que Perón combatía era la intrusión extranjera en los asuntos nacionales. Y por eso muchos odiaban a Perón. Porque tenían negocios afuera y porque creían que su norte era justamente el Norte, como Aramburu. Entonces le dijeron a la clase media (los que querían ser ricos, pero la porción que no pudo o que perdió en la contienda) que Perón era el enemigo. Y la clase media, siempre tan ávida de ver su nombre en el diario (aunque sea en las necrológicas) apoyó.
¿Qué hubiera pasado si hubieran dejado a Perón terminar su mandato?
Todos lo sabemos. Si se hubiera aprobado la reelección Perón hubiera sido re elegido. Eso es odio. Y es miedo. No poder cambiar la historia. Entonces truncarla.
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